San Miguel de Aralar

 

   El santuario de San Miguel in Excelsis, es uno de los más antiguos del reino de Navarra, el templo en si es una joya y el bello paraje donde se localiza, la loma de Putregain, en plena sierra de Aralar permite al visitante gozar de un agradable paseo por un bosque repleto de hayas, robles y avellanos.

          

          

    Al parecer este lugar ha sido considerado sagrado por diversas culturas, el hecho de que en esta sierra se hayan localizado diversos monumentos megalíticos que datan de 5000 años atrás, puede inducirnos a pensar que la primera construcción sobre el lugar que hoy ocupa el santuario pudo ser un dolmen.

   La romanización del lugar sitúo en esta loma el “ara coeli” un templo erigido a sus dioses para proteger a quienes utilizaban la calzada romana que unía Burdeos con Astorga, a su paso por el valle de Araquil.

   Las excavaciones llevadas a cabo en el santuario entre los años 1969 y 1973 apuntan a la existencia de un templo cristiano de época carolingia, siglo IX, del que solo se habrían conservado unos sillares del exterior del ábside central y tres ventanas con forma de herradura situadas en el mismo ábside. Se cree que esta primitiva iglesia pudo ser destruida por Abderramán III en sus incursiones por esta zona de Pamplona.

   Tras su reconstrucción aparece citado en documentos de 1032 y posteriormente consagrado en el 1074.

                 

                      

   Se vuelve a consagrar en 1141 tras completarse su reconstrucción y en el año 1175 se construye en su interior una capilla que no se adosa a ningún muro existente, consta de cuatro muros y un tejado, con su cabecera orientada al Este, al igual que la iglesia. Esta capilla dota al templo de una singularidad especial, es como construir un templo en el interior de otro templo mayor, es más, si tan solo se conservase la capilla interior podríamos pensar en una pequeña ermita aislada como tantas otras que salpican nuestra geografía.

   Don Ramiro, infante real de Navarra, participa en la conquista de Jerusalén en 1909 y trae a Navarra un brazo de la Cruz de Cristo, dejando en el santuario un trozo del Lignun Crucis, que se conserva durante siglos sobre el sagrario, en una cruz engalanada en plata sobredorada, hasta que en 1756 dicha cruz se integra en la imagen de San Miguel.

   El 4 de Junio de 1931, el Santuario de Aralar, es declarado Monumento Histórico Artístico.

                

                

 

   LEYENDA DE TEODOSIO DE GOÑI

   El argumento de la construcción del templo tras la aparición de San Miguel a Teodosio de Goñi se forja la edad moderna tras difundirse esta leyenda.

   El protagonista de la misma es Teodosio, un caballero Navarro de los tiempos del rey Witiza, en el siglo VIII.

  Descendiente de los Goñi, casó el citado caballero con doña Constanza de Butrón, ambos eran de Goñi, una pequeña localidad navarra.

    Hubo Teodosio de abandonar su casa para marchar a la guerra y defender los territorios de la invasión musulmana.

    Tras larga ausencia y ya de vuelta a casa se cruzó con un peregrino, que en realidad resultó ser un demonio disfrazado, este le dijo que su esposa Constanza en su ausencia le era infiel con un criado y que ambos compartían su lecho conyugal.

   Al llegar Teodosio a la casa se fue directamente  a la alcoba matrimonial y al entrever dos cuerpos yacentes, desenvainando presto su espada les dio muerte en el lugar.

   Saliendo de la casa se encontró con Constanza que regresaba de la iglesia, aturdido volvió al dormitorio comprobando con horror que había dado muerte a sus propios padres, que estaban en su casa invitados por su esposa. Teodosio acudió al párroco a confesar su crimen y este le envió  al obispo de Pamplona, el cual le ordenó ir en peregrinación a Roma  para solicitar la absolución de su pecado al papa Juan VII.

   Este le impuso como penitencia el vivir alejado de cualquier núcleo urbano, llevando el cuello ceñido por una cadena y con una cruz de madera a cuestas tanto tiempo como la cadena tardase en romperse por el desgaste.

   Vagó durante años Teodosio por distintos montes alimentándose de raíces y fue en el de Aralar, un día del año 1714, que encontrándose cercano a una sima en la cual según los vecinos del lugar habitaba un dragón que mataba a personas y ganado fulminándolos con su lengua de fuego, apareció el monstruo sin esperárselo y solo tuvo tiempo de encomendarse a San Miguel. El  Arcángel descendió del cielo envuelto en un gran resplandor aniquilando al dragón y liberando a Teodosio de sus cadenas.

   Tras volver a Goñi junto a su esposa e hijo, Teodosio regresó a la cumbre del Aralar para construir un templo en honor al Arcángel San Miguel en el lugar donde sucedió el milagro.

                     

                   

   La tradición popular sostiene que la efigie de madera del Arcángel, hoy recubierta de plata sobredorada, que se venera actualmente en el santuario, fue dejada por San Miguel en su aparición y las cadenas que permanecen colgadas en el exterior de la capilla son las que llevó Teodosio en su penitencia y que el santuario se levanta sobre la sima que sirvió de morada al dragón.

         

                           

   Actualmente existe un hueco en la parte derecha de la capilla interior en la cual los visitantes arrojan monedas e introducen la cabeza para comprobar por el sonido de las mismas al golpear en las rocas la profundidad de una sima que realmente debe existir.

       

  La realidad telúrica del lugar es que el templo se levanta sobre un vórtice de 24500 UB que se localiza en la capilla interior, exactamente en el lugar donde se venera la esfinge del Arcángel. Existe otro vórtice más, en este caso de 13500 UB que se localiza en el ábside central, tras el altar mayor.

 

 

                                                    Epifanio Alcañiz

                                                      Investigador de las energías telúricas

 

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