Campos electromagnéticos

Desde que en 1831, Faraday descubriera la forma de producir corrientes eléctricas por inducción y, en 1879, Edison conseguía perfeccionar la lámpara incandescente con un filamento de bambú carbonizado, empezó la modernización. Y, con ella, el inicio de una época de grandes inventos en aras del progreso. Como nada es gratis en esta vida, a causa de ello, estamos pagando un precio del cual aún no somos del todo conscientes.

Alumbrado, motores eléctricos, metalurgia, refrigeración, telefonía, radio, televisión, radares, electrodomésticos, robotización, tendidos eléctricos, transformadores, subestaciones, repetidores de telefonía, radio y televisión, teléfonos inalámbricos, torres y tendidos de alta tensión, y un largo etcétera que se queda sin enumerar, son generadores de campos electromagnéticos. Estos, unidos a las radiaciones electromagnéticas que nos llegan del espacio, y a las que genera la propia Tierra (emitidas a través de las redes telúricas), hacen que nuestro hábitat se halla convertido en un entramado de ondas y radiaciones que son un peligroso enemigo invisible, el cual lentamente pero sin pausa va minando nuestra salud.

El impacto del electromagnetismo sobre el medio ambiente es sin duda una de las causas que está alterando la vida sobre el planeta en los últimos tiempos.

Contaminación electromagnética, electropolución, electroesmog, son los nombres con los que se conoce este fenómeno. Parece ser que ya se está empezando a considerar por parte de algunos equipos de investigación. Estos centran sus estudios principalmente en los daños que pueden ocasionar la telefonía móvil (y sus repetidores) y las líneas de alta tensión.

Hay estudios que señalan que vivir en un radio menor de 400 m. de una antena de telefonía móvil multiplica el riesgo de contraer cáncer. Otros nos hablan de que las radiaciones emitidas por la telefonía móvil y las líneas eléctricas rompen el ADN en los cultivos celulares. Otros nos dicen que alteran las fases del sueño, inhibiendo la producción de melatonina (esta hormona evita la aparición de radicales libres y su producción se reduce con el envejecimiento), siendo ésta la causa más probable de que las cifras del cáncer se incrementen significativamente después de los 65 años; lógicamente si hay factores externos que reduzcan su producción, estos factores aumentan el riesgo de contraer la enfermedad más prematuramente. Otros estudios señalan a los niños como más vulnerables a estas radiaciones, porque sus cráneos son más delgados. Hay muchos más estudios avalados por equipos de investigación con prestigio, pero no es mi intención enumerarlos en este apartado.

Sin embargo, llama poderosamente mi atención el hecho de que preocupe el daño que nos pueda ocasionar el uso del móvil, que según mi opinión tiene un factor de riesgo alto pero relativo al tiempo de uso, y sin embargo parece no preocuparnos el dormir 8 horas diarias sobre una geopatía en muchas ocasiones más peligrosa que el móvil y con un mayor campo de acción. A otros les preocupa si la calefacción de suelo radiante es o no nociva para la salud, y tampoco les preocupa si duermen o no sobre una geopatía. Esto demuestra claramente que solemos ser selectivos ante nuestros temores.

Para quien este interesado en este tema, aclararé que este sistema utiliza tuberías que recorren todo el suelo; sólo cuando el agua está en circulación deben ser consideradas como micro venas que disminuyen la calidad biótica en su vertical. Un terreno con una calidad biótica de 7500 UB encima de la tubería registrará unas 7300 UB, lo cual no es alarmante; sí que lo es cuando ésta se superpone a una geopatía de, por ejemplo, 5500 UB, y la convierte en 5300 UB y esto es más grave. Pero en cualquier caso el mayor problema es tener la geopatía bajo la cama, no la calefacción. Si alguien piensa en instalar este tipo de calefacción y se salta el primer paso (que sería una prospección de su vivienda por parte de un radiestesista cualificado), que al menos no salte el segundo, y pida a los instaladores que eviten poner tuberías bajo los cuadros de las camas. Mi consejo sería optar por otro tipo de calefacción.

Alteraciones del sueño, cansancio, fatiga crónica, jaquecas, depresiones, pérdidas de memoria, alteración del sistema inmunológico, abortos, aumentos de radicales libres, son algunos de los efectos que pueden ocasionar a nuestro organismo los campos electromagnéticos.

Cada vez son más los casos de cáncer o leucemia entre las personas que viven frente a una antena de telefonía, pero ¿por qué solo contraen unos pocos esta enfermedad y no todos? Mi teoría es sencilla. En una vivienda de 100 m2 nos encontraremos con unos 10 cruces Curry y 20 cruces Hartmann, con sus respectivas líneas. Si la contaminación electromagnética producida por la antena baja la calidad biótica de nuestra vivienda a unos niveles de 6000 UB o inferiores, todo aquel que además duerma sobre una geopatía, estará expuesto a una radiación nociva mucho más agresiva. Por ejemplo, si una simple línea Curry en un terreno de 7600 UB arroja una medición de 5800 UB, esa misma línea con una antena cercana a ella arrojará un valor aproximado de 5200 UB. Si, además de esto, la persona afectada ya tenía un nivel bioenergético bajo por haber estado expuesta con anterioridad a una geopatía, tendrá muchas posibilidades de desarrollar una enfermedad degenerativa en un corto espacio de tiempo. Los registros de la calidad biótica del terreno en Unidades Bovis, sobre un terreno afectado por la proximidad de una antena de telefonía se asemejan a los que se pueden medir sobre una línea Hartmann de primer orden, en un lugar cercano no afectado por la acción de la antena. Esta baja densidad energética afectará a nuestra vivienda las 24 horas del día, no habrá lugares neutros y además los lugares de la misma afectados por geopatías naturales, sumaran este efecto al suyo convirtiendo nuestra vivienda en un lugar poco saludable.

Para medir estos campos se utilizan los medidores de campos electromagnéticos. Es un instrumento que nos ofrece una medición en microteslas y miligauss. En 1975 el Sistema Internacional de Unidades estableció el Tesla (1 Weber por m2) para medir los campos electromágneticos; anteriormente se utilizaba el Gauss. Debido a que estas unidades arrojan unos valores muy altos actualmente se utiliza la microtesla en Europa y el miligauss en Estados unidos.

1 Tesla = 1.000.000 microteslas =1.000.000.000 nanoteslas = 10.000 Gauss

1 microtesla = 1.000 nanoteslas = 0,01 Gauss = 10 miligauss

1 nanotesla = 0,001 microteslas = 0,01 miligauss

De acuerdo con estudios independientes, en concreto el informe Karolinska (elaborado en Suecia por el Instituto del mismo nombre), la exposición a campos electromagnéticos superiores a 200 nanoteslas (2 miligauss = 0,2 microteslas) puede incrementar en un 250% el riesgo de contraer enfermedades degenerativas (cáncer y leucemia), y por encima de 400 nanoteslas (4 miligauss = 0,4 microteslas) el incremento de riesgo puede superar el 400%. En este informe se realizó un estudio a 436.503 personas que habían vivido a menos de 300 m. de una línea de alta tensión entre 1960 y 1985, y concluía recomendando no vivir a menos de 100 m. de una torre o línea de alta tensión. No hay duda de que el espectro de ondas artificiales ha crecido considerablemente en estos últimos 30 años, dejando este estudio desactualizado, pero nos muestra la evidencia de un problema que crece a pasos agigantados.

Pero claro, una cosa son los estudios y otra muy distinta la normativa. 100 microteslas es el máximo de radiación eléctrica permitida en Europa para largas exposiciones (4 horas diarias), y la diferencia entre 0,3 y 100 es notable. Por otro lado, el campo magnético terrestre tiene una intensidad media de 57 microteslas.

     Ésta es la situación, y lo realmente cierto y triste es que cada vez son mayores los casos de cáncer en las cercanías de las líneas eléctricas y las antenas de telefonía. Pero son negocios que mueven muchos millones y son muchos los intereses creados. Las perspectivas no son para nada esperanzadoras. Cada año se dan en España casi 200.000 nuevos casos de cáncer y en unos pocos años la mitad de la población padeceremos esta enfermedad.

Daré unos datos que pienso pueden ser de interés para algunas personas. La incidencia de los campos electromagnéticos hace disminuir la calidad biótica del terreno.

Yo utilizo el péndulo y el Biómetro para realizar mis registros, y he testado una antena repetidora de telefonía móvil. En un terreno con una calidad biótica de 7500 UB, bajo la antena se registran 6500 UB, a 10 m. 6000; conforme me alejaba la cantidad iba bajando, 5500, 5000 hasta llegar a los 4500 UB cuando me encontraba a unos 170 m. Después comenzó a subir, a unos 300 m. se registraban 6500 UB y hacia los 400 m. se recuperaban las 7500 UB.

También he realizado mediciones en una línea de alta tensión con los siguientes registros,

             bajo los cables  4500 UB,

a 50 m.    5000 UB,

a 100 m.  5500 UB,

a 150 m.  6000 UB,

a 200 m.  6500 UB,

a 250 m.  7000 UB,

y a los 300 m. se recuperaban las 7500 UB que es la calidad biótica del terreno.

El cuerpo energético en un estado saludable vibra entre 7000 y 8500 UB, una persona enferma de cáncer entre 3500 y 4000 UB. Hagan sus cuentas, comparen y piensen como estimen oportuno.

Entiendo que sería de agradecer que los directivos de las compañías de telefonía y electricidad y los políticos que permiten que estas abusivas normas sigan en vigor y en general, que todos aquellos que afirman que estas emisiones no son nocivas para la salud, instalasen una de estas antenas o una línea de alta tensión frente a sus viviendas, para dar fe, emulando a Fraga en Palomares, de que realmente creen en lo que dicen. 

 

    

 

                                                     Epifanio Alcañiz

                                                      Investigador de las energías telúricas

 

www.radiestesiaysalud.com

zahori33@yahoo.es

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